El basenji es una de las razas que compite por el título de los perros más antiguos, estuvo presente desde el tiempo de los faraones egipcios, prueba del dato anterior se encuentra en los jeroglíficos encontrados desde hace 500 años.
Es originario de la República Democrática del Congo, ellos los obsequiaron a los faraones para halagarlos, incluso existen teorías que dicen que la cabeza canina del dios Anubis podría estar inspirada en uno de estos perros; desde entonces han ido por el mundo halagando a los afortunados que convivimos con uno o varios de ellos.
Forma parte de las razas caninas consideras semipuras por haber permanecido durante siglos en estado casi salvaje y por haberse desarrollado sin sufrir la influencia directa del hombre.
Es un perro inquieto, inteligente, curioso, vivaz, testarudo, independiente, activo, cariñoso, posee una personalidad fuerte, poco amable con otros perros, desconfiados con las personas desconocidas y es el mejor perro de compañía.
No ladran, se acicalan solos, su pelaje es corto, no presentan ningún tipo de olor, las perras entran en celo una sola vez al año, y este tiene una duración de 30 días, les gusta el sol y prefieren permanecer en lugares altos.
Dejarlo por periodos largos no es recomendable, su personalidad traviesa, independiente y curiosa los hace que algunas veces hagan destrozos, prefieren siempre la atención y compañía de su familia humana, que jueguen con ellos y les den muchos cariño. Los ejemplares de esta raza spitz están acostumbrados a con vivir en grupos, pues durante muchos años han vivido en manadas casi salvajes cercanas a asentamientos humanos. Su adiestramiento se debe llevar a cabo con suavidad y afecto.
A pesar de que no ladran se comunican a través de unos sonidos parecidos a los aullidos de los lobos y a los cantos tiroleses, lo anterior se debe a la estructura y la característica de su garganta y sus cuerdas vocales, similares a las de los perros primitivos como los dingos y los lobos.
Es fácil estar enamorada de esos ojos almendrandados de mirada penetrante, de su apariencia aristocrática, de sus arrugas en la frente, de sus orejas pequeñas terminadas en punta, de su cuerpo atlético, pequeño y poco común y de su cola en forma de bucle, que cada que escucha la voz de su dueño se mueve de una manera preciosa y como complemento y aunada a su belleza física los movimientos corporales estirándose hacia adelante cual felinos que se alza con las dos patas delanteras para recibirte y dar cariño, o el cabecear tan propio de ellos para invitarte a jugar con él, o el de taparse la cara con las dos patas delantera cuando te comunicas con ellos, los hace perros únicos y maravillosos.